Las 25 historias periodísticas ignoradas por los medios
Hablando antes de la cumbre 2009 sobre el cambio climático en Copenhague, Rajendra Pachauri, el principal científico del clima de la ONU, advirtió de que la sociedad occidental debe adoptar cambios radicales y medidas reformistas si queremos evitar los peores efectos del cambio de clima. Pachauri, miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio de Clima (IPCC, sigla en inglés) dijo a Observer que la sociedad occidental necesita urgentemente desarrollar un nuevo sistema de valores de “consumo sustentable”. “Hoy hemos alcanzado el punto donde el consumo y el deseo de la gente por consumir ha crecido fuera de proporción”. El ganador del premio Nobel continuó: “La realidad es que nuestras formas de vida son insostenibles”.
Pachauri ofreció una amplia gama de propuestas -incluyendo requerimientos legales, desincentivos económicos y subsidios gubernamentales- para conducir a la sociedad occidental hacia un futuro más sustentable. Entre las sugerencias de Pachauri está que los hoteles adopten sistemas sustentables para el uso de energía de sus clientes, arguyendo que la energía consumida se podría medir y luego cargarla en las cuentas de los huéspedes. La propuesta de Pachauri también incluye medidas para regular viajes por tierra y aire y, por ejemplo, sostiene que el uso del automóvil se podría “contener” con esquemas de tasación que desalienten la utilización de transporte privado y sugiere que un impuesto gubernamental al transporte aéreo estimularía a los ciudadanos a viajar por ferrocarril, un medio de transporte de costo significativamente más bajo y menor impacto al medio ambiente.
Los viajes y el turismo caracterizan una forma de vida occidental simplemente cada vez más insostenible. Aunque Internet se convirtió en imprescindible para la vida contemporánea, aumentan los costos y el impacto al medio ambiente asociados a su utilización. De acuerdo a estimaciones recientes, como consecuencia de existir más de 1.500 millones personas en línea en todo el mundo, la llamada “huella energética” de las emisiones de dióxido de carbono generadas por Internet crece a una tasa del más de 10% anual. Como aumenta el apetito de la red por electricidad, las compañías de Internet –como Google– tienen dificultades para manejar los costos asociados a la entrega de archivos de páginas web, vídeos, audio y datos, creando una situación que no sólo amenaza a fondo a las empresas de la red, sino que a largo plazo puede comprometer la viabilidad de Internet. Según Subodh Bapat, vicepresidente de Sun Microsystems, principal fabricante de ordenadores servidores, “en un mundo constreñido de energía, no podemos continuar aumentando la huella de Internet… necesitamos contener el consumo de energía”.
El consumo de energía asociado al estilo de vida occidental se ha ligado a la fusión de los glaciares en todo el mundo. Por ejemplo, el Dr. Shresth Tayal, del Instituto de Energía y Recursos (TERI, por su sigla en inglés), el principal instituto ambiental de la India, seleccionó tres de aproximadamente 18.000 glaciares del Himalaya como patrones de comparación para medir el índice de retirada de los glaciares. Según el Dr. Tayal, los glaciares están desapareciendo a una tasa alarmante, incluidos aquellos que alimentan ríos que, a través de India y China, proporcionan agua dulce a más de dos mil millones de personas durante la estación seca. Los hallazgos del Dr. Tayal –quien sentenció francamente en Times: “El glaciar está muriendo”– apoyan la afirmación de que los glaciares podrían desaparecer antes de 2035, formulada en 2007 por el Panel Intergubernamental de Naciones Unidas para el Cambio de Clima (IPCC). El IPCC adviertió que la escasez de agua dulce creará “hambre, guerras de agua y centenares de millones de refugiados del cambio de clima”.
El cambio de clima también está cobrando peaje en la calidad de las aguas marinas de Alaska, donde el enfriamiento del océano absorbe y conserva más gases que las aguas menos frías. Jeremy Mathis, oceanógrafo químico de la Universidad de Fairbanks, encontró que las aguas de Alaska están tornándose ácidas por la absorción de gases de efecto invernadero. Los crecientes niveles de dióxido de carbono en la atmósfera conducen a la acidificación del océano, debido a que cada año los mares absorben casi el 30% de los gases de efecto invernadero emitidos por los seres humanos. Según Mathis, las mismas calidades que hicieron de las aguas alaskeñas unas de las más productivas del mundo –frías, poco profundas y con abundante vida marina– las hacen particularmente vulnerables a la acidificación. Mathis observó que la acidificación del océano impide el crecimiento, desarrollo y reproductividad saludable de ciertas especies de cangrejos y peces. Esta situación tiene implicaciones enormes, no sólo para la vida marina en las aguas de alaskeñas, sino para el más amplio ecosistema de Alaska y para los 4.600 millones de dólares de la industria pesquera de ese estado norteamericano.
Pese a las pruebas cada vez mayores de que las llamadas formas de vida occidentales contribuyen al cambio de clima global, puede transcurrir más de una generación antes que se implante el nuevo sistema de valores que propone Pachauri. Sin embargo el científico cree que la gente joven reconocerá la necesidad de algunas de sus recomendaciones de cambios radicales. “Pienso que serán mucho más sensibles que los adultos, que han sido corrompidos por los patrones que hemos venido siguiendo por años”.
Actualización de Bobbie Johnson (The Guardian)
Es casi imposible calcular el impacto que la creación de Internet ha tenido en el mundo durante décadas. Con más de un cuarto de la población global en línea, ahora se ha convertido en una parte central de la vida de millones de personas alrededor del planeta: revolucionó toda la comunicación y la venta al por menor en nuestro día a día de la vida social.
Este crecimiento, combinado con las demandas de energía de los centros de datos de Internet, obviamente significa más atención a la necesidad de pagar por esta innovación. Después de todo, las más voraces demandas energéticas usualmente permanecen ocultas a la vista de los usuarios de Internet que ordinariamente se desplazan a través de la red.
Mi historia fue en parte pensada para realzar la cuestión de la huella energética que deja Internet y enmendar la plana de algunos reportes confusos y mal informados publicados en el pasado. El artículo produjo una respuesta directa de Google -algo inusual ante una publicación de esta clase-, pero la gran prensa principal sigue siendo bastante ambivalente frente al tema, prefiriendo centrarse en el lanzamiento del próximo gran producto u otro adelanto que sobredimensiona el uso de Internet.
Los expertos sostienen que la huella de energía de Internet continúa creciendo por lo menos 10% cada año y las mayores compañías siguen construyendo nuevas enormes granjas de servidores para mayor rapidez de conectividad. De hecho, apenas aguas arriba de la planta Google en The Dalles, Oregón –que enfoqué en el artículo–, Amazonas trabaja en la construcción de un nuevo centro de datos, al costo de más de 100 millones de dólares, albergado en un monstruo sólido de 30.000 metros cuadrados. Y Facebook, ahora el segundo mayor sitio web del mundo, anunció en enero que excavaba la tierra –también en Oregón– para erigir su primer centro personalizado de datos. Seguramente será el primero de muchos.
Y en la cima de esta expansión vienen aún más necesidades energéticas de refrigeración y éste no es un problema que simplemente se pueda solucionar con regulación nacional, o incluso un acuerdo entre las compañías más potentes de Internet. Gracias a la veloz expansión de la población Internet en países como China y la India, hordas de corporaciones están construyendo nuevos centros de datos que observan menos reglas para someter a comprobación su consumo de energía.
Esta es una crisis que asoma por todas partes, y a pesar de valerosos intentos de pasar por alto este problema por todos lados, nuestro deseo de una mayor conexión del apetito de Internet por más electricidad no es un problema que saltará pronto en cualquier momento.
Fuentes: –James Randerson, “Western Lifestyle Unsustainable, Says Climate Expert Rajendra Pachauri,” The Guardian.UK, November 29, 2009, http://www.guardian.co.uk/environment/2009/nov/29/rajendra-pachauri-climate-warning-copenhagen –Bobbie Johnson, “Web Providers Must Limit Internet’s Carbon Footprint, Say Experts,” San Francisco Guardian News Media Limited. May 3, 2009, http://www.guardian.co.uk/technology/2009/may/03/internet-carbon-footprint –Jeremy Page, “Scientist’s Himalayan Mission Provides Unwelcome Proof: Glaciers Are Dying,” The Times Online (London), December 5, 2009, http://www.timesonline.co.uk/tol/news/environment/copenhagen/article6945 249.ece –Dan Joling, "Global Warming Threatens Alaska's Waters with Acidification," Alternet, September 9, 2009, http://www.alternet.org/water
Estudiantes investigadores: Abbey Wilson and Jillian Harbin, DePauw University y Anne Cozza, Sonoma State University
Evaluadores académicos: Tim Cope and Kevin Howley, DePauw University y Buzz Kellogg, Sonoma State University
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)
Tomado de: http://www.argenpress.info/2010/10/proyecto-censurado-2011-21-el-modo-de.html
Pachauri ofreció una amplia gama de propuestas -incluyendo requerimientos legales, desincentivos económicos y subsidios gubernamentales- para conducir a la sociedad occidental hacia un futuro más sustentable. Entre las sugerencias de Pachauri está que los hoteles adopten sistemas sustentables para el uso de energía de sus clientes, arguyendo que la energía consumida se podría medir y luego cargarla en las cuentas de los huéspedes. La propuesta de Pachauri también incluye medidas para regular viajes por tierra y aire y, por ejemplo, sostiene que el uso del automóvil se podría “contener” con esquemas de tasación que desalienten la utilización de transporte privado y sugiere que un impuesto gubernamental al transporte aéreo estimularía a los ciudadanos a viajar por ferrocarril, un medio de transporte de costo significativamente más bajo y menor impacto al medio ambiente.
Los viajes y el turismo caracterizan una forma de vida occidental simplemente cada vez más insostenible. Aunque Internet se convirtió en imprescindible para la vida contemporánea, aumentan los costos y el impacto al medio ambiente asociados a su utilización. De acuerdo a estimaciones recientes, como consecuencia de existir más de 1.500 millones personas en línea en todo el mundo, la llamada “huella energética” de las emisiones de dióxido de carbono generadas por Internet crece a una tasa del más de 10% anual. Como aumenta el apetito de la red por electricidad, las compañías de Internet –como Google– tienen dificultades para manejar los costos asociados a la entrega de archivos de páginas web, vídeos, audio y datos, creando una situación que no sólo amenaza a fondo a las empresas de la red, sino que a largo plazo puede comprometer la viabilidad de Internet. Según Subodh Bapat, vicepresidente de Sun Microsystems, principal fabricante de ordenadores servidores, “en un mundo constreñido de energía, no podemos continuar aumentando la huella de Internet… necesitamos contener el consumo de energía”.
El consumo de energía asociado al estilo de vida occidental se ha ligado a la fusión de los glaciares en todo el mundo. Por ejemplo, el Dr. Shresth Tayal, del Instituto de Energía y Recursos (TERI, por su sigla en inglés), el principal instituto ambiental de la India, seleccionó tres de aproximadamente 18.000 glaciares del Himalaya como patrones de comparación para medir el índice de retirada de los glaciares. Según el Dr. Tayal, los glaciares están desapareciendo a una tasa alarmante, incluidos aquellos que alimentan ríos que, a través de India y China, proporcionan agua dulce a más de dos mil millones de personas durante la estación seca. Los hallazgos del Dr. Tayal –quien sentenció francamente en Times: “El glaciar está muriendo”– apoyan la afirmación de que los glaciares podrían desaparecer antes de 2035, formulada en 2007 por el Panel Intergubernamental de Naciones Unidas para el Cambio de Clima (IPCC). El IPCC adviertió que la escasez de agua dulce creará “hambre, guerras de agua y centenares de millones de refugiados del cambio de clima”.
El cambio de clima también está cobrando peaje en la calidad de las aguas marinas de Alaska, donde el enfriamiento del océano absorbe y conserva más gases que las aguas menos frías. Jeremy Mathis, oceanógrafo químico de la Universidad de Fairbanks, encontró que las aguas de Alaska están tornándose ácidas por la absorción de gases de efecto invernadero. Los crecientes niveles de dióxido de carbono en la atmósfera conducen a la acidificación del océano, debido a que cada año los mares absorben casi el 30% de los gases de efecto invernadero emitidos por los seres humanos. Según Mathis, las mismas calidades que hicieron de las aguas alaskeñas unas de las más productivas del mundo –frías, poco profundas y con abundante vida marina– las hacen particularmente vulnerables a la acidificación. Mathis observó que la acidificación del océano impide el crecimiento, desarrollo y reproductividad saludable de ciertas especies de cangrejos y peces. Esta situación tiene implicaciones enormes, no sólo para la vida marina en las aguas de alaskeñas, sino para el más amplio ecosistema de Alaska y para los 4.600 millones de dólares de la industria pesquera de ese estado norteamericano.
Pese a las pruebas cada vez mayores de que las llamadas formas de vida occidentales contribuyen al cambio de clima global, puede transcurrir más de una generación antes que se implante el nuevo sistema de valores que propone Pachauri. Sin embargo el científico cree que la gente joven reconocerá la necesidad de algunas de sus recomendaciones de cambios radicales. “Pienso que serán mucho más sensibles que los adultos, que han sido corrompidos por los patrones que hemos venido siguiendo por años”.
Actualización de Bobbie Johnson (The Guardian)
Es casi imposible calcular el impacto que la creación de Internet ha tenido en el mundo durante décadas. Con más de un cuarto de la población global en línea, ahora se ha convertido en una parte central de la vida de millones de personas alrededor del planeta: revolucionó toda la comunicación y la venta al por menor en nuestro día a día de la vida social.
Este crecimiento, combinado con las demandas de energía de los centros de datos de Internet, obviamente significa más atención a la necesidad de pagar por esta innovación. Después de todo, las más voraces demandas energéticas usualmente permanecen ocultas a la vista de los usuarios de Internet que ordinariamente se desplazan a través de la red.
Mi historia fue en parte pensada para realzar la cuestión de la huella energética que deja Internet y enmendar la plana de algunos reportes confusos y mal informados publicados en el pasado. El artículo produjo una respuesta directa de Google -algo inusual ante una publicación de esta clase-, pero la gran prensa principal sigue siendo bastante ambivalente frente al tema, prefiriendo centrarse en el lanzamiento del próximo gran producto u otro adelanto que sobredimensiona el uso de Internet.
Los expertos sostienen que la huella de energía de Internet continúa creciendo por lo menos 10% cada año y las mayores compañías siguen construyendo nuevas enormes granjas de servidores para mayor rapidez de conectividad. De hecho, apenas aguas arriba de la planta Google en The Dalles, Oregón –que enfoqué en el artículo–, Amazonas trabaja en la construcción de un nuevo centro de datos, al costo de más de 100 millones de dólares, albergado en un monstruo sólido de 30.000 metros cuadrados. Y Facebook, ahora el segundo mayor sitio web del mundo, anunció en enero que excavaba la tierra –también en Oregón– para erigir su primer centro personalizado de datos. Seguramente será el primero de muchos.
Y en la cima de esta expansión vienen aún más necesidades energéticas de refrigeración y éste no es un problema que simplemente se pueda solucionar con regulación nacional, o incluso un acuerdo entre las compañías más potentes de Internet. Gracias a la veloz expansión de la población Internet en países como China y la India, hordas de corporaciones están construyendo nuevos centros de datos que observan menos reglas para someter a comprobación su consumo de energía.
Esta es una crisis que asoma por todas partes, y a pesar de valerosos intentos de pasar por alto este problema por todos lados, nuestro deseo de una mayor conexión del apetito de Internet por más electricidad no es un problema que saltará pronto en cualquier momento.
Fuentes: –James Randerson, “Western Lifestyle Unsustainable, Says Climate Expert Rajendra Pachauri,” The Guardian.UK, November 29, 2009, http://www.guardian.co.uk/environment/2009/nov/29/rajendra-pachauri-climate-warning-copenhagen –Bobbie Johnson, “Web Providers Must Limit Internet’s Carbon Footprint, Say Experts,” San Francisco Guardian News Media Limited. May 3, 2009, http://www.guardian.co.uk/technology/2009/may/03/internet-carbon-footprint –Jeremy Page, “Scientist’s Himalayan Mission Provides Unwelcome Proof: Glaciers Are Dying,” The Times Online (London), December 5, 2009, http://www.timesonline.co.uk/tol/news/environment/copenhagen/article6945 249.ece –Dan Joling, "Global Warming Threatens Alaska's Waters with Acidification," Alternet, September 9, 2009, http://www.alternet.org/water
Estudiantes investigadores: Abbey Wilson and Jillian Harbin, DePauw University y Anne Cozza, Sonoma State University
Evaluadores académicos: Tim Cope and Kevin Howley, DePauw University y Buzz Kellogg, Sonoma State University
Traducción: Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)
Tomado de: http://www.argenpress.info/2010/10/proyecto-censurado-2011-21-el-modo-de.html
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