CIENTÍFICO JAMES LOVELOCK ADVIERTE UN VERDADERO APOCALIPSIS DURANTE ESTE SIGLO XXI
El científico británico James Lovelock anunció un verdadero Apocalipsis sobre la faz de la Tierra al afirmar que al concluir este siglo no habrá casi ninguna especie terrestre viva debido al calentamiento global.
El científico, conocido mundialmente por su “Teoría de la Gaia”, que determina que el planeta funciona como un sistema autorregulado, aseguró que el mundo sufrirá una verdadera catástrofe para el año 2100, en la que las sequías, las inundaciones, el hambre y las guerras por los recursos naturales destruirán con la gran mayoría de seres vivos sobre el planeta.
Lovelock estima por ejemplo, que la población mundial, ahora calculada 7.000 millones de habitantes, descenderá a finalizar el siglo en mil millones de personas, y esto sólo debido a los conflictos que se originarán por la falta de recursos naturales.
"Habrá muerte a gran escala por la hambruna y la falta de agua", determinó.
Pero eso no es todo, de acuerdo con su pronóstico, para 2040 el clima en el mundo sufrirá graves variaciones, siendo los más graves, intensas sequías y maremotos, así como altos niveles de temperaturas, como el caso de Europa que señala podría subir su temperatura hasta una media de 43 grados centígrados en el verano, muy parecida a la de Bagdad, con lo que Europa fácilmente podrá convertirse en una extensión del desierto del Sahara.
No hay marcha atrás
Lo más preocupante y desalentador del caso, es que el científico lamentó que en este proceso no haya marcha atrás pese a los recientes esfuerzos mundiales para paliar esta crisis como las reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero, entre otros.
"Es un poco como un superpetrolero. No puedes hacerlo parar a no ser que pares los motores", indicó Lovelock.
Aseguró que las campañas para promover el reciclaje y las fuentes de energía renovables son una pérdida de tiempo, aunque reconoció que las plantas nucleares ayudarán a abastecer a la creciente demanda de energía. Lovelock también señaló que los mercados de emisiones propuestos por algunos países darán pocos resultados. Por el contrario, abogó por construir refugios en las áreas del planeta menos afectadas por el cambio climático.
El científico, conocido mundialmente por su “Teoría de la Gaia”, que determina que el planeta funciona como un sistema autorregulado, aseguró que el mundo sufrirá una verdadera catástrofe para el año 2100, en la que las sequías, las inundaciones, el hambre y las guerras por los recursos naturales destruirán con la gran mayoría de seres vivos sobre el planeta.
Lovelock estima por ejemplo, que la población mundial, ahora calculada 7.000 millones de habitantes, descenderá a finalizar el siglo en mil millones de personas, y esto sólo debido a los conflictos que se originarán por la falta de recursos naturales.
"Habrá muerte a gran escala por la hambruna y la falta de agua", determinó.
Pero eso no es todo, de acuerdo con su pronóstico, para 2040 el clima en el mundo sufrirá graves variaciones, siendo los más graves, intensas sequías y maremotos, así como altos niveles de temperaturas, como el caso de Europa que señala podría subir su temperatura hasta una media de 43 grados centígrados en el verano, muy parecida a la de Bagdad, con lo que Europa fácilmente podrá convertirse en una extensión del desierto del Sahara.
No hay marcha atrás
Lo más preocupante y desalentador del caso, es que el científico lamentó que en este proceso no haya marcha atrás pese a los recientes esfuerzos mundiales para paliar esta crisis como las reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero, entre otros.
"Es un poco como un superpetrolero. No puedes hacerlo parar a no ser que pares los motores", indicó Lovelock.
Aseguró que las campañas para promover el reciclaje y las fuentes de energía renovables son una pérdida de tiempo, aunque reconoció que las plantas nucleares ayudarán a abastecer a la creciente demanda de energía. Lovelock también señaló que los mercados de emisiones propuestos por algunos países darán pocos resultados. Por el contrario, abogó por construir refugios en las áreas del planeta menos afectadas por el cambio climático.
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