¿SE DEBE O NO ESTAR INFORMADO?
por.Alex Albornoz M.
Cuantas veces no hemos estado padeciendo una enfermedad o hemos tenido algún familiar delicado de salud con alguna dolencia de proporciones riesgosas. Y cuántas veces hemos reclamado al médico por no informarnos con la verdad de los hechos y en términos sencillos.
Pues bien, aquí nace una disyuntiva en el principio ético de los médicos, que establece los derechos del paciente durante los procesos de diagnóstico y tratamiento a que debe someterse en el curso de su enfermedad.
Pero, ¿hasta qué punto debe influir un paciente en las decisiones médicas? Esta complejidad de que el paciente participe o no en tales decisiones viene siendo objeto de debate en un gran número de países, y las opiniones al respecto son diversas.
Derecho a la información
El derecho a estar informado, es un proceso de decisiones autónomas y competentes que debe tomar la persona acerca de su estado de salud cuando ya ha sido informada de los hechos. Así mismo de las alternativas diagnósticas y las molestias que le puedan causar su enfermedad.
Este consentimiento de estar informado, en Sudamérica, se sustenta en la cooperación del individuo de acuerdo a su autonomía, teniendo en cuenta el respeto a sus decisiones y estableciendo los criterios aconsejables para su tratamiento.
No obstante, hay personas que carecen de capacidad cognoscitiva para actuar autónomamente, como los niños y los pacientes con patologías psiquiátricas. O cuando por ignorancia e incapacidad de comprensión del tratamiento, el paciente no es capaz de hacer valer su autonomía, y el médico decide la opción adecuada.
Entonces, ¿Debe el médico informar al enfermo en todos los casos, así sea de pronóstico fatal? Si sabemos que existentes pacientes que cuando conocen la verdad de su estado, no toman conciencia y menos aún asimilan la realidad, y se dan al abandono. Mientras que otros, sí, la afrontan y cuentan con un gran apoyo familiar que los ayudan a comprenderla. Ante esto la duda ¿Cuándo el médico de debe o no informar al paciente?
Pero también vemos, que muchas de las interrogantes que los pacientes reclaman quedan sin respuesta. Y otras veces son respondidas por el médico con evasivas, o con términos médicos que el paciente no comprende provocando preocupación, aunque se trate de una enfermedad sin mayores riesgos. Este permiso de estar informado con el paso de los años, ha sido una conquista del paciente para obtener la verdad. Aunque estos criterios se establezcan a las personas de edad adulta y mente clara, que tengan la potestad para decidir lo que pasará con su organismo.
Por ello la información que ofrece el médico debe ser completa, clara y sencilla para que pueda ser comprendida por el paciente y este pueda decidir. El médico esta llamado a no interferir en los derechos y valores del paciente.
Igual en cualquier lugar
Hay normas éticas de la medicina que se aplican aquí y en cualquier lugar del mundo, como son la confiabilidad que se refiere a la seguridad de la información obtenida en una relación médica, que debe sustentarse en dos aspectos básicos: privacidad y fidelidad.
La segunda es la veracidad que sustenta el decir siempre la verdad. ¿Cuál verdad? La que corresponde y se ajusta a cada paciente, en concordancia con sus características.
Y el consentimiento Informado, establece la libertad de elección del paciente, su soberanía y autonomía sobre sí mismo y su vida, la protección de su intimidad y el uso de sus derechos.
Por ello cada vez que acudamos a un centro de salud, no nos quedemos con las dudas. Estos principios en cuestión seguirán siendo motivo de debate entre los médicos pero no nos limita a que estemos informados de lo que ocurre con nuestro organismo. Más aún si esto trae consigo mayor seguridad para los médicos, y tranquilidad y confianza para el paciente y su familia.
Pues bien, aquí nace una disyuntiva en el principio ético de los médicos, que establece los derechos del paciente durante los procesos de diagnóstico y tratamiento a que debe someterse en el curso de su enfermedad.
Pero, ¿hasta qué punto debe influir un paciente en las decisiones médicas? Esta complejidad de que el paciente participe o no en tales decisiones viene siendo objeto de debate en un gran número de países, y las opiniones al respecto son diversas.
Derecho a la información
El derecho a estar informado, es un proceso de decisiones autónomas y competentes que debe tomar la persona acerca de su estado de salud cuando ya ha sido informada de los hechos. Así mismo de las alternativas diagnósticas y las molestias que le puedan causar su enfermedad.
Este consentimiento de estar informado, en Sudamérica, se sustenta en la cooperación del individuo de acuerdo a su autonomía, teniendo en cuenta el respeto a sus decisiones y estableciendo los criterios aconsejables para su tratamiento.
No obstante, hay personas que carecen de capacidad cognoscitiva para actuar autónomamente, como los niños y los pacientes con patologías psiquiátricas. O cuando por ignorancia e incapacidad de comprensión del tratamiento, el paciente no es capaz de hacer valer su autonomía, y el médico decide la opción adecuada.
Entonces, ¿Debe el médico informar al enfermo en todos los casos, así sea de pronóstico fatal? Si sabemos que existentes pacientes que cuando conocen la verdad de su estado, no toman conciencia y menos aún asimilan la realidad, y se dan al abandono. Mientras que otros, sí, la afrontan y cuentan con un gran apoyo familiar que los ayudan a comprenderla. Ante esto la duda ¿Cuándo el médico de debe o no informar al paciente?
Pero también vemos, que muchas de las interrogantes que los pacientes reclaman quedan sin respuesta. Y otras veces son respondidas por el médico con evasivas, o con términos médicos que el paciente no comprende provocando preocupación, aunque se trate de una enfermedad sin mayores riesgos. Este permiso de estar informado con el paso de los años, ha sido una conquista del paciente para obtener la verdad. Aunque estos criterios se establezcan a las personas de edad adulta y mente clara, que tengan la potestad para decidir lo que pasará con su organismo.
Por ello la información que ofrece el médico debe ser completa, clara y sencilla para que pueda ser comprendida por el paciente y este pueda decidir. El médico esta llamado a no interferir en los derechos y valores del paciente.
Igual en cualquier lugar
Hay normas éticas de la medicina que se aplican aquí y en cualquier lugar del mundo, como son la confiabilidad que se refiere a la seguridad de la información obtenida en una relación médica, que debe sustentarse en dos aspectos básicos: privacidad y fidelidad.
La segunda es la veracidad que sustenta el decir siempre la verdad. ¿Cuál verdad? La que corresponde y se ajusta a cada paciente, en concordancia con sus características.
Y el consentimiento Informado, establece la libertad de elección del paciente, su soberanía y autonomía sobre sí mismo y su vida, la protección de su intimidad y el uso de sus derechos.
Por ello cada vez que acudamos a un centro de salud, no nos quedemos con las dudas. Estos principios en cuestión seguirán siendo motivo de debate entre los médicos pero no nos limita a que estemos informados de lo que ocurre con nuestro organismo. Más aún si esto trae consigo mayor seguridad para los médicos, y tranquilidad y confianza para el paciente y su familia.
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