CÉSAR HILDEBRANDT: EL SECRETO DE SUS ENTREVISTAS
Esta semana (jueves 11 de diciembre) en la Feria del Libro Ricardo Palma se presentará Cambio de palabras, el libro de las entrevistas de César HIldebrandt, reeditado después de 26 años por la editorial charapa Tierra Nueva. Hildebrandt presentará el libro acompañado por César Lévano y Pedro Salinas, mañana a las 8:30 pm.
La reedición incluye, como anexo, la transcripción de una conferencia que dictó Hildebrandt en 1983. Se llama Así preparo una entrevista, aquí tienen un extracto gracias al blog "eluterodemarita":
La reedición incluye, como anexo, la transcripción de una conferencia que dictó Hildebrandt en 1983. Se llama Así preparo una entrevista, aquí tienen un extracto gracias al blog "eluterodemarita":
"El periodismo es para mí una especie de instancia final que viene a justificar una serie de vocaciones fallidas. Y no lo digo con desprecio retroactivo, sino con sinceridad y sin mayores afeites. Después el periodismo ha sido para mí mucho más que un trabajo: una pasión.
Yo necesitaba, como todos, trabajar. Provengo de una familia de clase media empobrecida. A los 17 o 18 años requería tener una cierta independencia económica, pero las alternativas eran bastante sombrías como lo son ahora para cualquier joven. Pude haber sido un oficinista, pero no tenía vocación para ello.
En realidad, entré al periodismo porque tenía antecedentes: había sido fundador de un periódico mural en el colegio Leoncio Prado y también, aunque no sea muy elegante decirlo, presidente de un club de oratoria del mismo colegio.
La sombra de mi abuelo materno fue para mí muy estimulante, hasta diríamos decisiva. Él era un trujillano masón, librepensador, anticlerical, tenía un periodiquito llamado La Razón, por el cual sufrió persecuciones, muchas miserias y pellejerías...
Yo necesitaba, como todos, trabajar. Provengo de una familia de clase media empobrecida. A los 17 o 18 años requería tener una cierta independencia económica, pero las alternativas eran bastante sombrías como lo son ahora para cualquier joven. Pude haber sido un oficinista, pero no tenía vocación para ello.
En realidad, entré al periodismo porque tenía antecedentes: había sido fundador de un periódico mural en el colegio Leoncio Prado y también, aunque no sea muy elegante decirlo, presidente de un club de oratoria del mismo colegio.
La sombra de mi abuelo materno fue para mí muy estimulante, hasta diríamos decisiva. Él era un trujillano masón, librepensador, anticlerical, tenía un periodiquito llamado La Razón, por el cual sufrió persecuciones, muchas miserias y pellejerías...
...No quiero ser despectivo ni mucho menos, pero sinceramente me siento mal cuando los jóvenes egresados de la escuela de Periodismo vienen hasta mí buscando trabajo, para hacer práctica, en fin. Me doy cuenta de lo empobrecedor que ha resultado su paso por ese centro de estudios. Y me alarma que los programas académicos de periodismo sean tan banales.
Alguna vez «El Cachorro» Seoane dijo algo que es una gran verdad: el periodista es un especialista en generalidades.
El periodismo, para mí, es una especie de sucursal menor, pero sucursal del humanismo. No concibo ni admito un periodista que no tenga un sistemático apetito cultural, una cierta voracidad por la cultura. Tampoco un periodista que no ame el buen teatro, el buen cine, que no lea de vez en cuando una bella novela, que no tenga cierto contacto con la poesía. Pienso que eso es fundamental.
Una vez en la universidad, hace un par de años, un muchacho me preguntó: «¿Qué nos aconsejaría a nosotros?». Y solo se me ocurrió contestarle: «¡Lean!». Es increíble que esto tenga que plantearse como una invocación. Lo que ocurre, hablando claro, es que hay una gran carencia de formación en el gremio, con las excepciones del caso desde luego. Sostengo que es básico poseer múltiples inquietudes culturales, y tiempo suficiente para informarse y apreciar lo bello...
Si desean seguir leyendo este artículo entren a: http://elanexodeocram.blogspot.com/
Seja o primeiro a comentar
Publicar un comentario
Tu comentario: